A lo largo de nuestra vida, los minutos pasan como una abeja que
solo se detiene por un momento para absorber el néctar de las flores.
Así nosotros pasamos de un lado a otro corriendo por esto y por
aquello y dejamos de vivir.
Nos olvidamos a veces hasta de nosotros mismos y de lo bello que
lucela tierra cuando te llenas de paz.
Toma uno de esos minutos; y ve si puedes, respirar profundamente
y apreciar tal vez algo por lo que corres y esta tan cerca, que tu
prisa no te dejó verlo.
Hoy en día el mundo va en una constante carrera por la vida. Busca
adrenalina, todo rápido, fácil, hacer más cosas, conseguir más
cosas.
La mayoría de las veces es una carrera sin público, sin meta, sin
reglas.
Sólo por el afán de competir, convirtiéndote en un robot que hace las
cosas sin entender por qué o para qué.
Al participar en una carrera sin sentido, el ser humano se ve
insatisfecho de sí mismo, inquieto, infeliz y esto le lleva a desear
más y más, el último coche, el mejor teléfono, las aventuras más
extremas; regresando al mismo punto donde empezó o incluso
peor, pues muchos desembocan en drogas, alcohol,
etc. Y ahí comienzan otra carrera en la que, a medida que se avanza,
se van matando a sí mismos.
Para participar bien en esta carrera y sobre todo para llenar tu vida
de alegría y satisfacción se necesitan tres elementos:Un público:
No es otra cosa que todas las personas que nos rodean: amigos,
familia, esposo, esposa, hijos; que ignoramos y pocas veces nos
detenemos a agradecerles su presencia, su cercanía, amistad,
saludarlos, darles una sonrisa, preguntarles cómo están o
simplemente dedicarles un tiempo desinteresado.
Muchas veces te enteras de que tienes un público (gente que
te ama) cuando es demasiado tarde. Una meta:
Un buen competidor tiene una meta clara. ¿Cuál es tu meta?
¿Tener muchas cosas? ¿Convertirte en el o la mejor de la
universidad?...
¿Buscar lo más cómodo? ¿Dejar una huella? Dependiendo de
esta meta, será la velocidad y el esfuerzo que pongas.
Cuanto más grande sea tu meta, mayor será el entusiasmo, el
esfuerzo y la recompensa final. el ser humano está hecho para
correr a velocidades grandes, es decir, está hecho para tener
grandes ideales, grandes objetivos que lo impulsen a sentirse
pleno y feliz, a aprovechar su vida al máximo. Unas reglas:
En toda carrera hay reglas, la vida y el mundo se rigen por
reglas: reglas matemáticas, físicas, universales.
La regla principal es amar. Tengo un público al que tengo que amar,
una meta. Pero hay también tres reglas más para esta carrera: No
hacer a los demás lo que no quiero que me hagan a mí. Voy a hacer
lo que esté bien y me lleve a ser feliz plenamente. No olvidar que
tienes a Dios como copiloto en esta carrera.
No importa la edad que tengas al decidir correr le sendero de tu vida,
porque para cada edad hay una etapa adecuada para ti, lo
verdaderamente importante es como decides competir, si vivir
una vida feliz con quienes amas, o infeliz viviendo como un robot
dedicado solo a correr sin tiempo y sin mirar o amar a quienes te
rodean.
En cada etapa de tu vida que estés compitiendo, date el tiempo para
admirar toda la belleza que a creado Dios para que vivas feliz, date
tiempo para compartir todo el amor que hay en ti, con quienes amas...
hazlo con el amor de Dios en tu corazón, y te aseguro que llegarás a
cada meta que te propongas, con éxito y feliz.
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