SEGUIR ESTE BLOG

Translate

Buscar este blog

domingo, 26 de abril de 2015

SI VAS A CORRER EL SENDERO DE TU VIDA HAZLO BIEN, PARA QUE LLEGUES A LA META PROPUESTA CON ÉXITO Y FELIZ.


A lo largo de nuestra vida,  los minutos pasan como una abeja que 
solo se detiene por un momento para absorber el néctar de las flores.
Así nosotros pasamos de un lado a otro corriendo por esto y por 
aquello y dejamos de vivir.
Nos olvidamos a veces hasta de nosotros  mismos y de lo bello que 
lucela tierra cuando te llenas de paz.
Toma uno de esos minutos; y ve si puedes, respirar profundamente
y apreciar tal vez algo por lo que corres y esta tan cerca, que tu 
prisa no te dejó verlo.

Hoy en día el mundo va en una constante carrera por la vida. Busca 
adrenalina, todo rápido, fácil, hacer más cosas, conseguir más 
cosas. 
La mayoría de las veces es una carrera sin público, sin meta, sin 
reglas. 
Sólo por el afán de competir, convirtiéndote en un robot que hace las 
cosas sin entender por qué o para qué.
Al participar en una carrera sin sentido, el ser humano se ve 
insatisfecho de sí mismo, inquieto, infeliz y esto le lleva a desear 
más y más, el último coche, el mejor teléfono, las aventuras más 
extremas; regresando al mismo punto donde empezó o incluso
 peor, pues muchos desembocan en drogas, alcohol, 
etc. Y ahí comienzan otra carrera en la que, a medida que se avanza, 
se van matando a sí mismos. 

Para participar bien en esta carrera y sobre todo para llenar tu vida 
de alegría y satisfacción se necesitan tres elementos:Un público: 
No es otra cosa que todas las personas que nos rodean: amigos, 
familia, esposo, esposa, hijos; que ignoramos y pocas veces nos 
detenemos a agradecerles su presencia, su cercanía, amistad, 
saludarlos, darles una sonrisa, preguntarles cómo están o 
simplemente dedicarles un tiempo desinteresado. 
Muchas veces te enteras de que tienes un público (gente que 
te ama) cuando es demasiado tarde. Una meta: 
Un buen competidor tiene una meta clara. ¿Cuál es tu meta? 
¿Tener muchas cosas? ¿Convertirte en  el o la mejor de la 
universidad?... 
¿Buscar lo más cómodo? ¿Dejar una huella? Dependiendo de 
esta meta, será la velocidad y el esfuerzo que pongas. 
Cuanto más grande sea tu meta, mayor será el entusiasmo, el 
esfuerzo y la recompensa final. el ser humano está hecho para 
correr a velocidades grandes, es decir, está hecho para tener 
grandes ideales, grandes objetivos que lo impulsen a sentirse 
pleno y feliz, a aprovechar su vida al máximo. Unas reglas: 
En toda carrera hay reglas, la vida y el mundo se rigen por 
reglas: reglas matemáticas, físicas, universales. 
La regla principal es amar. Tengo un público al que tengo que amar, 
una meta. Pero hay también tres reglas más para esta carrera: No 
hacer a los demás lo que no quiero que me hagan a mí. Voy a hacer 
lo que esté bien y me lleve a ser feliz plenamente. No olvidar que 
tienes a Dios como copiloto en esta carrera.
No importa la edad que tengas al decidir correr le sendero de tu vida, 
porque para cada edad hay una etapa adecuada para ti, lo 
verdaderamente importante es como decides competir, si vivir 
una vida feliz con quienes amas, o infeliz viviendo como un robot 
dedicado solo a correr sin tiempo y sin mirar o amar a quienes te 
rodean.

En cada etapa de tu vida que estés compitiendo, date el tiempo para 
admirar toda la belleza que a creado Dios para que vivas feliz, date 
tiempo para compartir todo el amor que hay en ti, con quienes amas... 
hazlo con el amor de Dios en tu corazón, y te aseguro que llegarás a 
cada meta que te propongas, con éxito y feliz.

domingo, 5 de abril de 2015

ADELI LE ESCRIBE DE LO MÁS PROFUNDO DEL CORAZÓN... A SU MADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO EN EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS.


Madre,
Hoy quería dedicarte unas palabras salidas desde lo más profundo de mi corazón en el día de tu cumpleaños, aunque no te gustaba y siempre nos decías que no te felicitáramos, que ya no ibas a cumplir más, pero a nosotras nos daba igual, seguíamos haciéndolo aun con el riesgo de llevarnos una regañina de tu parte. Como yo hoy, que siento el deseo de hacerlo, (no creo que te enfades allí en el cielo, porque se supone que allí es todo felicidad y no se envejece).
Es curioso, cuando hablo de ti o pienso en cosas que me decías o que hacías, lo hago siempre con una sonrisa en los labios, y es que dicen que “cuando tú puedas contar tu historia o acordarte de alguien sin derramar una lágrima, es que estás totalmente curada por dentro”.
No es que ya no me duela recordarte, no, el dolor sigue aquí, para qué engañarnos, y yo creo que siempre seguirá, te echo muchísimo de menos y siempre te echaré. Algunos días, todavía espero que entres por la puerta de la calle toda emocionada para contarte algo, pero luego recuerdo que ya no vendrás físicamente nunca más, y me conformo pensando que allí donde estés, lo estarás viendo todo y sabes lo bien que me está yendo todo últimamente (claro que lo sabes, porque yo creo que tú tienes algo que ver)

Lo que me ha pasado es que he aprendido ya a vivir sin tu voz, sin tu presencia física, sin tus consejos, sin ti. Me ha costado muchísimo esfuerzo, nadie sabe cuánto, muchas lágrimas ahogadas en mi interior, y la sonrisa siempre por fuera, no quería que nadie me viera mal, pero al final lo he conseguido, y ¿sabes qué? Antes cuando veía a mis amigos con sus madres o pensando qué van a hacer el día de las madres, me daban una envidia tremenda, y me daba un sentimiento espantoso, se me hacía un nudo en mi garganta.

Pero el tiempo me ha hecho entender que tú solo hiciste lo que antes o después tenemos todos que hacer, que cogiste ese camino, te adelantaste (tú como siempre, que eras muy adelantada), pero estoy segura de que volveré a escuchar otra vez algún día (que tarde mucho, que yo no tengo ninguna prisa ¿eh?) ese “¡Ojú! Adelica (que así me llamaba ella) qué loca estas, tranquilízate”, cuando me ponía eufórica por algo.

Así que a la conclusión a la que he llegado yo después de todo lo vivido es que el tiempo no cura nada, y que lo único que hace es enseñarte a vivir con el dolor, así que si hoy lo ves todo gris por la pérdida de un ser querido, el tiempo te irá enseñando y mañana lo verás todo, seguro, más iluminado.
Ya que más voy a decirte que tú no sepas, que siempre vivirás en mí y tan solo que ¡felicidades Mamá! (si me cae algo del cielo, ya sé que eres tú, que me lo has tirado en señal de protesta).


Mama, no me alcanzaría ni un millón de hojas para escribirte por todo por lo que estoy agradecida, ni todas las hojas del mundo para escribirte lo mucho que te quiero, y en mi corazón seguiré escribiendo sobre la bendición de Dios de haberte tenido como amiga, como compañera y como la mejor madre del mundo, y ahora eres mi ángel que protejes nuestra vidas...
Gracias madre y felicidades en tu día...
Adeli...