Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás,
sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es
la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte,
es doble. Si quiere sentirse rico, solo cuente todas las
cosas que tiene y que el dinero no puede comprar.
He hablado muchas veces este tema con diferentes personas, he escrito artículos tratando de evangelizar el mensaje, pero la realidad es que la mayoría de las personas me miran escépticas y desconfiadas, pensando en ¿y porque voy yo a hacer cosas por los demás si ellos no hacen como mínimo lo mismo por mí? y ese es el principal problema, pues esto no funciona por ninguna regla de equidad, si quieres, lo haces por que te apetece, sin esperar nada a cambio, sin pensar en que tienen una deuda conmigo para compensar mi ayuda, no, no no. Ese es el principal error.
Si lo haces, insisto, debes hacerlo porque te guste y desees hacerlo, y entonces podrás comprobar que la fórmula funciona y el aroma de la felicidad que acabas de repartir, se ha quedado en tus manos y te envuelve. Funciona, pero solo si es de esta manera.
Haz el intento y verás que la paz, el amor y la felicidad que sentirás dentro de ti es algo que jamás imaginaste sentir.
Y esto no tiene nada que ver con ninguna filosofía religiosa, nada más lejos de mis intenciones y de mi mensaje. Hablo de seres humanos ayudando y preocupándose por otros seres humanos, nada más.
Los seres que aman y creen en Dios estas acciones son partes de sus vidas; dando felicidad a las vidas de los demás y a la vida propia.
Si pudiésemos tener conciencia de lo efímera de nuestra vida, tal vez pensaríamos dos veces antes de ignorar las oportunidades que tenemos de ser y de hacer a los otros felices.
Muchas flores son cortadas muy pronto; algunas apenas pimpollo. Hay semillas que nunca brotan y hay aquellas flores que viven la vida entera hasta que, pétalo por pétalo, tranquilas, vividas, se entregan al viento.
Pero no tenemos como adivinar. No sabemos por cuanto tiempo estaremos disfrutando este Edén, tampoco las flores que fueron plantadas a nuestro alrededor. Y nos descuidamos a nosotros mismos y a los otros.
Nos entristecemos por cosas pequeñas
y perdemos un tiempo precioso.
y perdemos un tiempo precioso.
Perdemos días, a veces años. Nos callamos cuando deberíamos hablar, y hablamos demasiado cuando deberíamos quedar en silencio.
No damos el abrazo que tanto nos pide nuestro corazón porque algo en nosotros impide esa aproximación.
No damos un beso cariñoso “porque no estamos acostumbrados a eso” y no decimos lo que
nos gusta porque pensamos que el otro sabe automáticamente lo que sentimos.
Y pasa la noche y llega el día; el Sol nace y adormece, y continuamos siendo los mismos. Reclamamos lo que no tenemos, o que no tenemos lo suficiente.
Cobramos. A los otros. A la vida. A nosotros mismos.
Y nos consumimos, comparando nuestra vida con la de aquellos que poseen más.
Y si probáramos compararnos con aquellos que poseen menos? Eso haría una gran diferencia!
Y el tiempo pasa.
Pasamos por la vida y no vivimos. Sobrevivimos, porque no sabemos hacer otra cosa.
Pasamos por la vida y no vivimos. Sobrevivimos, porque no sabemos hacer otra cosa.
Hasta que, inesperadamente, nos acordamos y miramos para atrás. Y entonces nos preguntamos: Y ahora?
Ahora, hoy, todavía es tiempo de reconstruir alguna cosa; de dar un abrazo amigo; de decir una palabra cariñosa; de agradecer por lo que tenemos.
Nunca se es demasiado viejo, o demasiado joven para amar, para decir una palabra gentil, para hacer un cariño.
No mires para atrás.
Lo que pasó, pasó.
Lo que perdimos, perdimos.
Mira hacia adelante!
Todavía hay tiempo de apreciar las flores que están enteras a nuestro alrededor.
Todavía hay tiempo de agradecer a Dios por la vida, que aunque efímera, aún está en nosotros.
VIAJE DE ACCIONES."Unos días camino y otros Camino. La diferencia para mi es que unos días me limito a pasar por el recorrido de mi existencia sin más, y es cuando camino; y otros días procuro poner en cada mirada a los demás, en cada palabra, y en cada gesto, algo agradable, y además de manera sincera, que no sea una pose o una careta, y ese día creo que Camino.
Peregrinar no es solo andar y andar por tierras desconocidas hacia un santuario, es hacerte mejor cada día que andas. ... El Camino no es una carrera. Por eso: "no corras, Camina"
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