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domingo, 5 de abril de 2015

ADELI LE ESCRIBE DE LO MÁS PROFUNDO DEL CORAZÓN... A SU MADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO EN EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS.


Madre,
Hoy quería dedicarte unas palabras salidas desde lo más profundo de mi corazón en el día de tu cumpleaños, aunque no te gustaba y siempre nos decías que no te felicitáramos, que ya no ibas a cumplir más, pero a nosotras nos daba igual, seguíamos haciéndolo aun con el riesgo de llevarnos una regañina de tu parte. Como yo hoy, que siento el deseo de hacerlo, (no creo que te enfades allí en el cielo, porque se supone que allí es todo felicidad y no se envejece).
Es curioso, cuando hablo de ti o pienso en cosas que me decías o que hacías, lo hago siempre con una sonrisa en los labios, y es que dicen que “cuando tú puedas contar tu historia o acordarte de alguien sin derramar una lágrima, es que estás totalmente curada por dentro”.
No es que ya no me duela recordarte, no, el dolor sigue aquí, para qué engañarnos, y yo creo que siempre seguirá, te echo muchísimo de menos y siempre te echaré. Algunos días, todavía espero que entres por la puerta de la calle toda emocionada para contarte algo, pero luego recuerdo que ya no vendrás físicamente nunca más, y me conformo pensando que allí donde estés, lo estarás viendo todo y sabes lo bien que me está yendo todo últimamente (claro que lo sabes, porque yo creo que tú tienes algo que ver)

Lo que me ha pasado es que he aprendido ya a vivir sin tu voz, sin tu presencia física, sin tus consejos, sin ti. Me ha costado muchísimo esfuerzo, nadie sabe cuánto, muchas lágrimas ahogadas en mi interior, y la sonrisa siempre por fuera, no quería que nadie me viera mal, pero al final lo he conseguido, y ¿sabes qué? Antes cuando veía a mis amigos con sus madres o pensando qué van a hacer el día de las madres, me daban una envidia tremenda, y me daba un sentimiento espantoso, se me hacía un nudo en mi garganta.

Pero el tiempo me ha hecho entender que tú solo hiciste lo que antes o después tenemos todos que hacer, que cogiste ese camino, te adelantaste (tú como siempre, que eras muy adelantada), pero estoy segura de que volveré a escuchar otra vez algún día (que tarde mucho, que yo no tengo ninguna prisa ¿eh?) ese “¡Ojú! Adelica (que así me llamaba ella) qué loca estas, tranquilízate”, cuando me ponía eufórica por algo.

Así que a la conclusión a la que he llegado yo después de todo lo vivido es que el tiempo no cura nada, y que lo único que hace es enseñarte a vivir con el dolor, así que si hoy lo ves todo gris por la pérdida de un ser querido, el tiempo te irá enseñando y mañana lo verás todo, seguro, más iluminado.
Ya que más voy a decirte que tú no sepas, que siempre vivirás en mí y tan solo que ¡felicidades Mamá! (si me cae algo del cielo, ya sé que eres tú, que me lo has tirado en señal de protesta).


Mama, no me alcanzaría ni un millón de hojas para escribirte por todo por lo que estoy agradecida, ni todas las hojas del mundo para escribirte lo mucho que te quiero, y en mi corazón seguiré escribiendo sobre la bendición de Dios de haberte tenido como amiga, como compañera y como la mejor madre del mundo, y ahora eres mi ángel que protejes nuestra vidas...
Gracias madre y felicidades en tu día...
Adeli...

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